Raúl, Kaká y la realidad del Manchester City

Hoy es un buen día para el fútbol. Los petrodólares del Manchester City se han vuelto a dar de bruces con un futbolista cuyo vértice de su pirámide de prioridades no es el dinero. Hace un par de meses fue Kaká quien rechazó la mareante oferta del nuevo rico club inglés para seguir creciendo en un grande de Europa. Ahora ha sido Raúl. El capitán blanco, en los últimos coletazos de su carrera ha preferido seguir siendo una leyenda y continuar en un grande a firmar el último gran contrato de su carrera (40 millones por 4 años). Seguramente sea fácil decir no a tanto dinero cuanto tienes el suficiente para no preocuparte por él en tres generaciones. En cualquier caso, no deja de ser una gran noticia que jugadores así den la patada al hermano pobre de Manchester. Al margen de los parabienes que se pueden decir de estos dos jugadores, la lectura de esto deja al descubierto la realidad del City. Y esa realidad no es otra que la de que ningún futbolista de los grandes va a jugar en este mediocre equipo. Un club sin un entrenador de renombre, sin un proyecto y con una cabeza visible como el pesetero y díscolo Robinho. La situación me recuerda al éxodo de jugadores NBA a Europa en el último verano. Dinero sobraba. Lo que no hubo tanto fue jugadores con expectativas tan bajas como para abandonar la mejor competición del mundo para ir a jugar a un campeonato residual. El City está comenzando a ser un huracán que nunca llegó. Un crimen perfecto no cometido. Sonaron Cristiano Ronaldo, Cesc, Villa, Fernando Torres. Parecía que el mercador iba a reventar. Casi un año después, el huracán no es ni tormenta tropical. Los jeques deberán buscar este verano medios crack, medias personas. Futbolistas de categoría intermedia movidos casi exclusivamente por dinero  a los que sobrepagarán y venderán como cracks. A.K.A. Robinho. Buscar jugadores con unas expectativas inversamente proporcionales a su ánimo de lucro. Los habrá muchos.