jueves, 11 de junio de 2009

Show must go on

47420365 Las Finales de la NBA viven esta noche su cuarto partido. El segundo de los tres que se disputan en Orlando. El de esta noche es un partido de interrogantes. Un choque que esclarecerá si Orlando Magic puede ganar a los Lakers sin acreditar un 62.5% de acierto en tiros de campo (record en las Finales). Si el Big Three de los Magic volverá a citarse en la misma noche con dos jugadores de soporte que sumen 20 (Alston) y 18 puntos (Pietrus) respetivamente.

Phil Jackson, hombre de lectura positiva extraída de la cultura Zen sostendrá a su equipo empíricamente, en los cuatro puntos de déficit pese la irrepetible noche de los Magic en cuanto a acierto, y en los cinco tiros libres fallados por Bryant que hubieran aniquilado el pulcro partido de Orlando. Y es que ciertamente, Lakers llegó al final del partido en situación favorable. Distancia estrecha en el marcador. Hábitat natural de Kobe, el mejor finalizador del mundo. El otro día decidió mal, falló y se frustró. Es humano.

Los Magic, amén de la victoria plantaron los pilares de la fe y la creencia y comenzaron a levantar su edificio en base a lo que saben hacer. El bloqueo y continuación generó multitud de variables para Orlando. Howard, apoyado en la permisibilidad arbitral recibió más cerca de canasta, terminando en la línea de personal 16 veces. También los tiradores se beneficiaron del pick n’ roll, disfrutando de tiros abiertos. El experimento Jameer Nelson ha terminado, y la eliminatoria es de Alston. Redick parece en la nevera, y la pareja Gortat-Howard también.

En Lakers preocupa la cabeza de Bryant. Kobe ha atravesado momentos de extravío durante el segundo y el tercer partido, tomando malas decisiones, forzando algunas situaciones y pese a sus ocho asistencias de media en las Finales siendo egoísta. Como apunta Antoni Daimiel, Orlando debe incidir en esto. Afrontar la batalla mental con Bryant, precipitarlo, intentar conducirlo a la frustración y sembrar de dudas a Lakers; conducirlos a un estado de ánimo nocivo para él, extensible al grupo. La madurez de Bryant arroja luz sobre esto. A sus treinta años, su inteligencia y experiencia son de sus mayores credenciales, no obstante, su etiqueta de maldito le persigue.

La vuelta al baloncesto coral es la solución para Lakers. Ni Rashard Lewis ni Dwight Howard están pudiendo con Pau Gasol, quien debe recibir más balones. El español es un especialista en sacar ventajas y visto lo visto, tiene que ser la llave al éxito colectivo de los angelinos. Kobe ‘’tiene que dejar que el partido le llegue’’.

Están ocurriendo las suficientes cosas buenas en Lakers para que Kobe se fie. Gasol está intratable en los dos lados de la cancha. Fisher y Ariza están aportando también en diferentes facetas y jugadores como Walton o incluso Farmar han tenido sus momentos en estas series. La defensa de Lakers tiende a la dispersión en los últimos seis cuartos, en especial con Odom en pista, productivo en ataque pero blando, despistado y apático en defensa.

Stan van Gundy y los Magic deberán incidir en la faceta emocional del juego. El acierto del martes es irrepetible, por lo que tienen que plegarse. Están en camino. Hoy se decide su futuro. La propia inercia de 3-1 conduciría a Lakers al anillo. Por otro lado, empatar la serie reventaría la banca.

El show debe continuar.

1 comentarios:

Pivis dijo...

La clave esta siendo, el sinverguenza de Bynum. Menudo personaje. Si este señor aportara la mitad de lo k tiene los lakers cerraban hoy la serie 4-0

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