martes, 28 de julio de 2009

Un Tour muy positivo

save2388958w El ciclismo se regenera. El Tour 2009 advierte con cautela el comienzo de una era transparente. Sin trampas. Sin sobresaltos de madrugada. La ronda gala se ha disputado en donde se tiene que disputar una carrera ciclista. En la carretera. Sobre el asfalto han existido pocos matices. Contador es el kappo en mayúsculas. Flota en la montaña y marca el tiempo en la contrarreloj. El mejor corredor del mundo. Inexpugnable. Incontestable.

Ni siquiera el desamparo interno ha podido con el de Pinto. El holding Bruyneel-Armstrong no ha inquietado en ningún momento a un ciclista autónomo al que unas rampas han bastado para rubricar brillantemente su segundo Tour de Francia. La fortaleza mental de Contador es directamente proporcional a su dominio de la carrera. Hermético en el hotel. Comedido en las declaraciones. Todo su discurso ha sido en carrera. En Verbier, en la contrarreloj de Annency y el Ventoux. Su límite es el cielo. Va a dominar el Tour en los próximos años.

La superioridad mostrada ha minimizado la categoría de sus rivales, aunque no deben ser olvidados. Con todo lo que conlleva, el regreso de Lance Armstrong es remarcable. La debilidad le ha humanizado. El rostro desencajado y el tercer escalón en Paris son nuevos para el norteamericano. El podio del Tour fundió su generación con la de Contador, bifurcó sus caminos y los citó para 2010. Son incompatibles. Cada uno por su lado. Con casi 38 años años, Lance ha regresado a lo grande. La raza y el carácter ganador le han llevado donde las piernas quizás no llegaban. Es el más grande. Sin discusión.

Entre ambos se coló Andy Schleck. Un gran escalador al que Contador obstruye un brillante futuro. Schleck puede ser el Chiapucci de Induraín, el Ulrich de Armstrong. Le falta inteligencia en carrera y mejorar en contrarreloj. Lo segundo se soluciona en el túnel del viento. Lo primero es más complicado. Capítulo aparte merece Marc Cavendish. Una bestia. El Contador de los sprints. Seis victorias parciales. Diez en dos ediciones. 24 años. Además su equipo trabaja por y para el. Un trabajo eficiente con garantías casi absolutas de recompensa.

Los nombres propios del Tour se han forjado a base de pedaladas, pundonor, sacrificio y sufrimiento. Es un buen momento para el ciclismo. Tras varios años herido de muerte, la sospecha patológica da paso a los valores inherentes al deporte de la bicicleta. No ha habido atajos, ni médicos, ni transfusiones. Se habla de Contador, de Armstrong, de los Schleck. Nada de positivos. Es el Tour más positivo de los últimos años.

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