miércoles, 13 de mayo de 2009

Motivos para creer

20090304elpepudep_36_Ies_LCO Ser aficionado de un equipo de fútbol es en muchas ocasiones un ejercicio de fe y creencia. Un proceso de autoengaño basado en un credo incondicional en unos colores. No hay imposibles, ni barreras. Siempre hay motivos diversos a los que aferrarse. La historia, el destino, poco importa de donde extraer las mentiras piadosas. En este punto, os preguntareis por qué estoy diciendo todas estas obviedades. Al fin y al cabo todos tenemos un equipo.

El ejemplo perfecto de esto es ese aficionado del Athletic de Bilbao. Ese rojiblanco, en Valencia, en Bilbao o en donde sea, que en estos momentos se niega a castrarse un ‘’te imaginas’’, se empeña en aventurarse en un ‘’y por que no’’ y sueña despierto con esa Copa. Con esa Copa, que la lógica, el fútbol, los nombres y las apuestas dicen que viajará para Barcelona hoy a eso de las doce de la noche.

No le importan la calidad y clarividencia de Xavi, el mejor mediocentro del mundo, ni le preocupa que el mejor jugador de la pasada Eurocopa pueda hacerse el dueño del partido y sea capaz de orquestar la mejor sinfonía blaugrana, en la que los rivales suelen ser marionetas.

Tampoco le inquieta la magia de Leo Messi. Confían en las ayudas y en la generosidad colectiva para detener al genio de Rosario. Las subidas constantes de Daniel Alves las interpretará como una oportunidad de pillar por sorpresa a la zaga blaugrana, sin tener en cuenta el caos que el brasileño genera con sus constantes desdobles.

Nada. A cada ventaja del Barça le aparece un bulto, un matiz. Las líneas juntas, la presión y el jugar al límite amargarán la noche a Xavi, obsesión de Caparrós. Con el cerebro del Barcelona desactivado y sus automatismos eliminados las opciones del Athletic se multiplicarán. La solidaridad de los volantes en la contención y el trabajo sucio de Javi Martínez y Pablo Orbaiz son los baluartes destructivos de los vascos.

En las áreas, la rudeza de Amorebieta y Ocio será la kriptonita de Bojan y Eto’o, y la altura de Fernando Llorente un reflejo de la mayor proximidad con la que ve el cielo desde su 1.95. Un cielo de Valencia que ese aficionado del Athletic sueña con tocar hoy. Un cielo de Valencia al que todos los rojiblancos sueñan con alzar al unísono su primer título en un cuarto de Siglo.

El campo y el fútbol pondrán todo en su sitio. Sin embargo, el tiempo de echar la mente a volar es ahora. Es momento de mirar hacia dentro y rebuscar un motivo. Un motivo para creer. Aunque poco tenga que ver con el fútbol.

1 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy buen artículo, felicidades.

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