Fue en su torneo favorito, en la pista que le ha encumbrado y con Pete Sampras como abanderado en la grada de otras muchas leyendas del tenis donde Roger Federer rubricó su decimoquinto Grand Slam y su sexto Wimbledon. El partido fue una batalla que precisó de cinco sets y de treinta juegos en la manga definitiva para coronar a Federer y condenar cruelmente a un Roddick al que ayer se le escapó una oportunidad única de ganar en la hierba londinense. En su tercera final en Wimbledon Andy Roddick definitivamente jugó el mejor partido de su vida. Seguro el que más difícil podrá olvidar. El de Nebraska lo tuvo en la mano en el tie-break del segundo set, en el que desperdició cuatro bolas de set consecutivas; dos al servicio. Pese a que fue capaz de sobreponerse y llevar el partido hasta las últimas consecuencias, Roddick tendrá pesadillas durante muchos años. Pensará inevitablemente en el escenario que hubiera tenido con dos parciales arriba. Para Federer, el título le convierte en el hombre record. Es un mes, el de Basilea se ha quitado dos pesados lastres. Conquistó en París el Grand Slam y desde ayer ya ostenta el mayor número de títulos grandes. La reconquista del número uno es una anécdota comparada con los otros dos factores, que reducirán tremendamente la presión sobre Federer. Como él mismo reconocía después de vencer la final, a partir de ahora jugará ‘’por divertirse’’. La reconversión tenística de Federer es patente. El patrón de excelencia al que nos tiene acostumbrados ha bajado, últimamente no es capaz de jugar consistentemente durante dos semanas y las amenazas cada vez son mayores. Las lágrimas de Melbourne parecían definitivas. Anunciadoras de un final asumido. Las perspectivas eran completamente desfavorables, con un Nadal intratable, superior física y mentalmente y con la infranqueable tierra de Roland Garros en el horizonte. Todo se advertía negro, no obstante, esta ‘’loca’’ temporada nos enseña que en la vida, cuando estás arriba no todo va tan bien como parece y cuando estás abajo realmente no estas tan mal. No es tiempo ahora de acordarse de los que no están. Como bien dijo ayer Federer ‘’las lesiones son parte del deporte’’. Los oportunistas atacarán ahora el derroche físico de Nadal, sus quiméricas gestas y la primacía del músculo y la casta sobre el talento. Nadal sin eso no sería Nadal. Su estilo tiene sus pros y sus contras. Es algo asumido y aceptado. Con 27 años y el reconocimiento casi unánime de mejor tenista de la historia, el siempre de Federer comenzó ayer. Ya no hay bestias negras, ni records que perseguir. La celebración del suizo ilustra a la perfección su sentir. Ayer no se tiró al suelo, ni lloró de alegría. Ayer saltó. Dio tres brincos hacia el cielo. ‘’Se merece todo lo que consigue’’ afirmó Roddick. Otro caballero de esto. Lo que ha conseguido es muy grande. Se le recordará siempre. Se acabaron las lagrimas. |
2 comentarios:
Grande Federer y grande Angulovick.
Muchas gracias Duke¡¡
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