jueves, 24 de septiembre de 2009

Barça, Madrid… y el resto

villawebnormal-301xXx80 La Liga apunta irreversiblemente hacia el bipartidismo más absolutista. Cuatro jornadas son suficientes para comprender la diferencia sideral entre las dos potencias dominantes y el resto de pequeñas fuerzas que se agrupan en diferentes bloques entre una amalgama de debilidad y fiabilidad nula. Aparte queda el Sevilla; práctico, sólido y matador. Un islote de credibilidad aislado en la tercera plaza.

El resto de equipos hacen gala de una paralela contemporaneidad con los tiempos que corren. Les toca vivir en la austeridad, guardar la ropa y esperar que los peces gordos no toquen sus activos principales. Son castillos de naipes. Estructuras débiles.

Al Valencia le tomó dos semanas plantear su candidatura a objetar el poder establecido. En tres ya se ha visto que su talento es inversamente proporcional a su solidez. De un tiempo a esta parte, siempre tengo la sensación de que algo está a punto de explotar en Valencia. Una sensación real que se ha llevado por delante un par de temporadas potencialmente exitosas y amenaza con triturar un gran conjunto. Su afición vive en un constante estado alterado y el equipo tiende a tambalearse. Contra el Sporting tiraron tres puntos contra diez jugadores, Villa rajó, Emery dio la cara y el Getafe se la partió. Esta jornada reciben al Atlético. Mestalla irá con ganas de pitar. Qué poco dura la paz en Mestalla.

En esta línea está precisamente el Atlético de Madrid. Días de nada, vísperas de nada. Los rojiblancos son un estado de ánimo. Una traslación de la grada al campo de un manera particular de ver la vida y el fútbol. La inestabilidad institucional y el divorcio entre afición y directiva ha creado un prematuro clima viciado en el Calderón. Abel está más fuera que dentro. Su despido será la consecuencia de su renovación forzada y del estrepitoso comienzo del equipo.

En la incertidumbre también encontramos al Villareal, sin embargo hay que buscar las razones en otros apartados. Siendo un ejemplo a nivel institucional, el sueño parece haber acabado para el submarino. La plantilla se ha ido haciendo vieja y los recambios no son de la misma gama que sus predecesores. La paciencia y el buen hacer de sus dirigentes llevará al equipo a salir de está recesión y volver soñar, pero no este año. Como decía Calderón de la Barca, ‘’…toda la vida es sueño, y los sueños sueños son’’.

Y el resto es más resto que nunca. Viven al día, caminando hacia ninguna parte, huyendo del abismo, y los más valientes, asomando la cabeza a un horizonte diferente pero igualmente incierto. Les ha tocado un parte muy pequeña del pastel. Barcelona y Madrid acaparan el talento, el gol y las expectativas. Para los demás bastante será llegar a final de mes. A final de Liga.

martes, 22 de septiembre de 2009

Los viejos ‘’rockeros’’ nunca mueren

clip_image002 ¡Qué gozada de derbi! United y City protagonizaron el domingo el enfrentamiento más igualado de los últimos tiempos entre equipos de Manchester. Trepidante, espectacular, rápido y con goles (4-3). Lo dicho, una maravilla.

Llevaba toda la semana discutiendo con un amigo ‘’red devil’’ sobre las posibilidades del City de asaltar Old Trafford. El, convencido de la superioridad local, tuvo que sufrir hasta el final para ver ganar a los suyos. Lo cierto es que me llamó nada más finalizar el partido y me dijo eufórico: ¡Qué pasada lo de Giggs, ha sido flipante! Dobletes de Fletcher y Bellamy, sentencia en el descuento de Owen, sexto gol de Rooney… pero mi amigo se quedaba con la exhibición de galés. Y para qué nos vamos a engañar, yo también.

A punto de cumplir 36 primaveras, Ryan Giggs se convirtió durante noventa minutos en un chaval, un joven incansable, un experimentado extremo con la velocidad que siempre le ha caracterizado, un viejo ‘’rockero’’ del fútbol venido a más para hacer que ‘’su’’ Manchester, el United, se llevara los tres puntos.

En la primera parte pasó algo desapercibido, pero en la segunda estaba llamado a dar un recital. No falló a su cita y ‘’el mago’’ se desmelenó. Volvió literalmente loco a Micah Richards (15 años más joven que él) y no tardó en dar la primera asistencia: un balón parado que Darren Fletcher cabeceó a la red. El United se ponía delante de nuevo, como hizo siempre cada vez que su rival se negaba a arrodillarse y empataba el partido.

Pero Giggs no agachó los brazos. Asistió en el 3-2, también a Fletcher y,  finalmente, cuando todos daban el empate por bueno, se inventó un pase interior para Michael Owen y este desató el delirio en las gradas con el 4-3 definitivo, demostrando, al contrario de lo que opina el sabiondo Petón, que sí puede decidir partidos y no sólo colaborar en abultadas goleadas de su equipo.

Tras el encuentro, un prepotente Ferguson declaró que ‘’cuando un vecino hace mucho ruido, tan sólo hay que subir un poco el volumen’’. Ruido no sé, pero al United le ha salido un duro rival cerca de casa. Ya se sabe que las cosas no son como empiezan, sino como acaban, pero este City tiene cuerda para rato. Algo que me devuelve al protagonista de este post. Porque Ryan Giggs ha demostrado que tiene talento, fuerza y ganas para demostrar que todavía hay que contar con él. Su implacable zurdazo que significó el empate en White Hart Lane y las tres asistencias del domingo así lo corroboran.

Y es que ya se sabe que los viejos ‘’rockeros’’ nunca mueren.

Miguel

viernes, 18 de septiembre de 2009

Bacalá

maldini Si acudimos al diccionario que tenemos en nuestra estantería desde hace años y no hace más que coger polvo, es un término que no encontraremos. Tampoco si, a través de la red, nos metemos en la página web de la Real Academia Española de la Lengua. Ni tampoco si comentamos en casa con nuestros mayores el significado de este ‘’palabro’’. Sin embargo, no tardará en convertirse en un habitual de las conversaciones futbolísticas. ‘’Maldini’’ y su ‘’bacalá’’ ya nos han cautivado.

Todo empezó por un carrusel. Sí, ese que dirige el gran Paco González y que nos acompaña en la radio cada vez que hay algún acontecimiento deportivo: el carrusel de la SER. Julio Maldonado, experto analista y ‘’friki’’ del fútbol internacional, soltó de pronto la palabra ‘’bacalá’’ para referirse a algo malo, esperpéntico, poco apto o que no está a la altura de las circunstancias. Desde entonces todos los miembros de la redacción acuñaron el término que hoy en día se ha extendido y está en boca de todos los que mantenemos una conversación, ya no sólo futbolística, sino que competa a cualquier deporte.

Y la verdad es que resulta un término útil para describir partidos, jugadores, equipos, situaciones…. Es genial.

Cómo usarlo

Al igual que cada cosa que se introduce en una sociedad, el término ‘’bacalá’’ necesita una especie de ‘’Manual para el usuario’’. Pongámonos en situación: estamos hablando de la jornada que nos depara la Champions League y en la lista de partidos encontramos un Inter-Barça, el miércoles, un Chelsea-Oporto el martes y la ‘’bacalá’’ de la jornada: Dinamo de Kiev- Rubin Kazan. Dos equipos que ni siquiera el propio Maldini se atreve a analizar en profundidad. Ya tenemos primera acepción.

Segunda situación: llega el Atlético de Madrid (un clásico en ‘’bacalás’’) al comienzo de la Liga tras una pretemporada exitosa, con clasificación para la Champions incluida. Derrota a domicilio en el primer partido (3-0), empate en casa contra el Racing en la segunda jornada (1-1) y empate, también como local, en competición europea contra un rival muy mediocre (0-0) frente al Apoel Nicosia). Queda demostrado que este Atlético, salvo que se demuestre lo contrario a corto plazo, es otra ‘’bacalá’’.

Último ejemplo: un nuevo fichaje llega a la Liga BBVA avalado única y exclusivamente por medios de comunicación que probablemente ni le hayan visto jugar. Delantero centro, joven y de gran proyección (otro clásico). Tras 20 partidos disputados, el chaval sólo ha metido un gol (de rechace), le han expulsado en dos ocasiones y encima, se le ve de fiesta por las discotecas. Un nuevo caso de ‘’bacalá’’.

Como ven, y aunque sólo he relacionado el significado de esta nueva palabra con el ámbito futbolístico, son varias las ocasiones en las que puede emplearse.

De ahora en adelante, pongan atención a la jerga de Maldini, quédense con estos términos y dejen que fluyan naturalmente en sus conversaciones. Una nueva palabra ya forma parte de nuestro particular diccionario deportivo. Den la bienvenida a ‘’La Bacalá’’.

Miguel

miércoles, 16 de septiembre de 2009

El Proceso

G5zvQicpUDgx_hScz1mJ.0 El nuevo Real Madrid comienza a dar sus primeros pasos. Todavía en fase embrionaria, el conjunto confeccionado por Florentino Pérez cuenta sus partidos por victorias, sus goles por sensaciones y su futuro por expectación y brillantez. La plantilla es amplia en todas sus líneas y superlativa en los puestos clave. Hay jugadores que se reinventan en su nuevo rol y futbolistas emergentes que reclaman protagonismo en el equipo de Pellegrini. El ensamblaje de todas las piezas y la optimización de los recursos está en pleno proceso. Todo es parte de ‘’El Proceso’’.

Lejos queda en el horizonte la etapa definitoria de la temporada. No obstante, es ahora cuando se debe gestar el conjunto. Hacerse equipo, establecer su juego, creer en lo que se hace y madurar globalmente. Sin duda es un momento complejo, en el que el libro de ruta debe ser elaborado precisamente.

Se tienen que fijar unos objetivos, definir el rol de algunos jugadores y conferir un sentido de pertenencia a todas las piezas del puzle. Todos los jugadores tienen que sentir que forman parte de algo; que su presencia no es algo circunstancial. La sobrecarga de partidos y la exigencia máxima en todos los frentes que ha asumido el Madrid obligará a Pellegrini a rotar. Más que una obligación es una oportunidad para democratizar internamente el potencial éxito que persigue el club blanco en esta temporada. Una manera de dar a los accesorios un peso de incidencia sobre el todo. Psicología de caseta.

Ayer en Zurich se vieron dos equipos diferentes. Una dualidad de personalidad derivada de la falta de madurez como conjunto y de las peligrosas lagunas de concentración en las que acostumbra a vivir. Sucedió también en el debut ante el Deportivo. Este Madrid necesita aprender a medir la importancia de los momentos y dejar de lado el lujo de dispersarse en los partidos. Cerrarlos cuando tiene la oportunidad y no permitir a los rivales reponerse. Medir los tiempos, enfriar el partido y ofrecer la solución óptima para cada momento.

Nada de esto se consigue de la noche a la mañana. Estos intangibles se van trabajando día a día. Entre tanto, las victorias llegan y los momentos de sinfonía futbolística comienza a oírse. La ‘’ansiedad’’ de Ronaldo se traduce en cuatro goles en tres partidos. Su capacidad para generar situaciones favorables es infinita. Rozará otra vez la treintena de goles. Kaká oposita a mejor jugador de la Liga, Raúl sigue a lo suyo, Guti se ofrece a la causa, Granero demuestra que es un jugador de bandera y la pareja Alonso-Lass se complementa como si llevarán toda la vida juntos.

‘’El Proceso’’ va según lo establecido. Paciencia, paso firme y nada de titulares de prensa sobredimensionados.

jueves, 3 de septiembre de 2009

No decide Del Bosque

o_seleccion_espanola_vicente_del_bosque-404532 Esta duda, como todas, nació certeza. Una seguridad futbolística asentada sobre el juego y los jugadores y avalada por la Eurocopa 2008. La solidez del bloque y la sistematización de los mecanismos minimizaban la transición en la dirección técnica de ‘’la Roja’’.

Como suele ocurrir en estos casos, el juego fue el que primero faltó a la cita. Los resultados, mejor o peor vestidos, ahí estaban cada día. Las rachas victoriosas se ensanchaban y el ‘’tinglao’’ se mantenía empíricamente. Se ganaba sin jugar a nada.

Nos acostumbramos a remontar. Los dos partidos ante Turquia fueron sintomáticos. Como locales se ganó a balón parado y de rebote. A la italiana. Yo mismo enmascaré estas primeras arritmias como señales de grandeza, aunque advirtiendo sutilmente el minimalismo en el esfuerzo al que esto podía conducir.  En el partido de vuelta se apareció Güiza. Victorias en el camino al fin y al cabo pensamos muchos.

Por ese camino se empezó a quedar el toque rápido, la circulación y muchas de las señas de identidad del equipo que deslumbró en Austria. Y luego ya llegó el desencuentro definitivo. En el partido más importante de la era Del Bosque, la victoria le dejó plantado. La providencia le desasistió y se comenzaron a ver más claras las deficiencias del técnico.

Tengo la sensación que Del Bosque es de esas personas a las que les aterra decidir. Una persona que esconde tras su amabilidad, su mesura y su carácter conciliador un miedo profundo a tener que tomar algo que se parezca a una decisión importante. Me pega que a partir de ‘’carne o pescado’’ el mundo de la elección queda lejos para Del Bosque.

Aunque bien pensado, quizás le vaya mejor así. Igual es que no sabe hacerlo. Porque bien pensado, una de las veces que recuerdo que se atrevió a decidir sentó a Iker Casillas. Mandó al banquillo al mejor portero de la última década y dio la titularidad del Real Madrid a César. Bendito esguince aquel de la Final de la Copa de Europa de 2002 deberá pensar Vicente.

Y en esas andamos a diez meses del Mundial. Con miedo a decidir. Ahora que se reabre el debate de jugar con uno o dos delanteros, no me cabe duda de que no habrá decisión. Yo soy partidario de jugar sólo con un delantero. Con Torres para ser exactos; pero me vale cualquiera de los dos.

La angustia que me produce esto en manos de Del Bosque es tremenda. Si no se atreve a sustituir a uno de estos dos aunque estén torpes, desacertados y apelmazados, ¿cómo lo va a hacer de inicio?  La decisión entre uno o dos delanteros está en manos del destino, del azar. Una inoportuna, o oportuna, sobrecarga en la pierna de Villa; un esguince en el tobillo de Torres. El parte médico establecerá si jugamos con un delantero o dos. Del Bosque sólo recitará la alineación.

Por suerte, sigo pensando que España tiene el mejor equipo del mundo. Ninguna selección dispone de un elenco siquiera similar en el centro del campo, solo un par tienen un portero de la dimensión de Casillas, otras dos delanteros como los que tiene ‘’la Roja’’ y ninguna a Iniesta. Quizás demasiado fondo de armario para un tipo que seguramente vista la misma ropa los domingos desde hace cuarenta años.

 
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